Interdisciplinariedad + Didáctica = Inclusión Real
Ambas lecturas convergen en un punto central: la educación inclusiva solo es posible cuando se articula un enfoque interdisciplinario con una didáctica reflexiva y transformadora. Esto implica, por ejemplo:
Diseñar currículos transversales que integren valores, emociones y diversidad.
Promover el trabajo colaborativo entre profesionales de distintas áreas (psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, etc.).
Establecer puentes entre la teoría y la práctica mediante una didáctica investigativa y contextual.
Abandonar modelos rígidos y optar por procesos educativos adaptativos, democráticos y centrados en el estudiante.
La educación inclusiva no es solo una meta, es un camino que se construye colectivamente y en constante evolución.
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